No hace mucho, los expertos en automoción y grandes secciones de la industria automovilística todavía imaginaban el futuro no muy lejano de la movilidad individual con un toque de ciencia ficción. El coche del futuro debería conducir de forma autónoma, o al menos automática. Se han presentado excitantes coches conceptuales de conducción autónoma en gran número y con una regularidad constante, y se han puesto en marcha los correspondientes programas de prueba. El ritmo ha disminuido recientemente. Sin embargo, la tecnología está ya muy avanzada y la base jurídica también es cada día más concreta.
Si bien la conducción autónoma ya es posible hoy en día en lo que respecta a las funciones individuales, como la aplicación de las órdenes de conducción, otras áreas se siguen considerando un desafío. Los sistemas actuales de asistencia al conductor ya pueden girar (asistente de aviso de salida del carril activo con asistencia a la dirección) y frenar, así como volver a acelerar (control de distancia/asistencia en atascos). Sin embargo, el reconocimiento del entorno, el procesamiento de las señales, la comparación con las normas de circulación y la detección de peligros todavía requieren tiempo (de desarrollo).
El instrumental de potentes sensores ya está disponible: cada vez más cámaras, sensores LiDAR y sensores de radar proporcionan cantidades cada vez mayores de datos de entrada. Esto requiere una enorme cantidad de potencia de computación. Y por último, pero no menos importante, la conducción autónoma se basa en gran medida en la inteligencia artificial: debe tomar decisiones constantemente y realizar ponderaciones en el coche de conducción autónoma. El gran desafío aquí es el siguiente: verificar que el sistema está tomando las decisiones correctas.
El Prof. Dr. Frank Flemisch, del Instituto Fraunhofer de Bonn para la Comunicación, el Procesamiento de la Información y la Ergonomía, considera que "la etapa final autónoma en todos los casos de aplicación está todavía muy lejos en el futuro". El experto calcula al menos dos décadas de investigación intensiva adicional. Por el contrario, según su opinión, las aplicaciones locales para escenarios de conducción autónoma limitada podrían ser posibles antes.
La conducción altamente automatizada, en la que el conductor puede apartar temporalmente la vista del tráfico, ya es posible hoy en día. Los expertos se refieren a esto como el nivel 3 de un total de cinco niveles de conducción automatizada y autónoma, siendo el nivel 5 la verdadera conducción autónoma. Probablemente pasarán varios años antes de que los vehículos completamente autoconducidos se utilicen realmente de forma generalizada en las carreteras.
Hasta ahora, la falta de un marco jurídico también ha frenado la conducción autónoma. Sin embargo, en el verano, más de 50 países acordaron regulaciones internacionales para la conducción en el ámbito de la ONU. El nuevo reglamento de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE/ONU) establece la base jurídica para la conducción autónoma de nivel 3. El reglamento entra en vigor en enero de 2021. Sin embargo, todavía tiene que transferirse a la jurisdicción de los respectivos países. Japón, por ejemplo, ha anunciado que en su territorio ya está en vigor. La Comisión Europea ha asegurado que implementará las disposiciones muy pronto.
Los reglamentos de la CEPE/ONU son un primer paso y al menos posibilitan una "versión ligera" de la conducción autónoma: permiten el uso de los sistemas de alerta de salida del carril del nivel 3 bajo ciertas condiciones. Solo pueden activarse en aquellas carreteras en las que se prohíben los peatones y los ciclistas y en las que los carriles opuestos están físicamente separados. Además, el sistema únicamente puede utilizarse hasta una velocidad de 60 km/h.
Basta con echar una mirada a EE. UU. para constatar lo avanzadas que están ya las tecnologías para la conducción autónoma. Waymo, una filial de la compañía Alphabet de Google, ha publicado cifras. Como parte de un programa de pruebas a gran escala, los coches Waymo de conducción autónoma recorrieron más de 6,1 millones de millas, es decir, casi 10 millones de kilómetros, en la carretera durante un período de más de 21 meses. El balance: solo 47 accidentes y casi accidentes. En lo que respecta a los aspectos de seguridad de la conducción autónoma, una señal positiva.
Incluso aunque la industria haya estado algo restringida últimamente y los grandes mensajes de ánimo no se hayan materializado: la conducción autónoma ha ido superando obstáculo tras obstáculo. Tal vez con mayor lentitud de lo que se pensó originalmente. Pero por eso, quizás, de un modo más consistente.