A la hora de adquirir un vehículo nuevo, la cuestión de si comprarlo con transmisión automática o con caja de cambios manual se ha convertido casi en un dilema filosófico. Durante muchos años ha prevalecido la idea de que las transmisiones manuales eran adecuadas para aquellos conductores que querían ser rápidos y deportivos en la carretera, mientras que la transmisión automática tenía fama de tener la velocidad de una tortuga con un mayor consumo de combustible. Sin embargo, estos prejuicios ya no son válidos teniendo en cuenta los enormes avances tecnológicos. Por ello, el número de vehículos nuevos matriculados con transmisiones automáticas sigue aumentando, también en Alemania. Mientras que en Alemania, en el año 2000, sólo el 20% de los vehículos estaba equipado con cambio automático, hoy en día uno de cada dos vehículos nuevos matriculados tiene a bordo un cambio de marchas de este tipo, y la tendencia sigue creciendo, sobre todo gracias al aumento del número de vehículos eléctricos. ¡Pero no todos los cambios automáticos son iguales! Aquí le ofrecemos una visión general de cada una de las tecnologías y le explicamos sus ventajas y desventajas.
Transmisión manual automatizada
Esta transmisión está diseñada como una transmisión manual, pero automatiza los procesos de embrague y cambio de marcha. Además, en el sistema van integrados un actuador de transmisión y un actuador de embrague, que sustituye al pedal del embrague. Los respectivos cambios de marcha son supervisados y controlados por un sistema electrónico. Un grave inconveniente son las consiguientes interrupciones de la potencia de tracción, que provocan "sacudidas" desagradables e incómodas y valores de aceleración bajos, especialmente en vehículos con motores más débiles. Sin embargo, los costes y el consumo adicional se mantienen en límites razonables.
Transmisión variable continua (CVT)
Con este tipo de transmisión cambia la relación de transmisión sin necesidad de cambiar de marcha. Para explicarlo fácilmente, en esta transmisión se instalan dos poleas cónicas variables que se enfrentan entre sí y que están conectadas por medio de correas o de una correa de unión metálica. Dependiendo de la velocidad del engranaje cambia la relación de transmisión de las poleas y, por lo tanto, también cambia la velocidad en el eje motriz. Esto permite una aceleración sin sacudidas y un régimen de revoluciones óptimo adaptado al estilo de conducción. Una desventaja, sin embargo, de este sistema es el ruido de fondo al acelerar al máximo, ya que el rugido del motor puede resultar bastante desagradable para el oído. No obstante, la transmisión variable continua (CVT, por sus siglas en inglés) se ha utilizado durante mucho tiempo en los scooters, aunque raramente en los turismos.
Convertidor automático
El más conocido es el clásico convertidor automático. Se trata de un convertidor de par hidráulico (embrague de líquido) que funciona entre el motor y la transmisión, lo que garantiza un alto nivel de confort durante el arranque y el cambio de marcha. Un moderno convertidor de par automático es más agradable desde el punto de vista acústico, ya que el número de giro del motor se mantiene relativamente bajo, incluso aunque llegue brevemente a un nivel alto durante una fuerte aceleración. Una desventaja de este sistema en comparación con las transmisiones manuales es su consumo, ligeramente superior. Además, debe tenerse en cuenta la necesidad de un mayor espacio. Este tipo de transmisión está muy extendido en los EE.UU. (por cierto, allí las transmisiones manuales siempre han desempeñado un papel totalmente secundario).
Transmisión de doble embrague (también llamada transmisión directa de cambio)
Esta transmisión combina las ventajas de la transmisión manual y automática. Consta de dos cajas de cambios manuales, una para los engranajes pares y otra para los engranajes impares. Se utiliza un embrague por cada pieza de transmisión, que transfiere el engranaje adecuado a las ruedas motrices. En cada cambio de marcha se abre un embrague mientras que el otro se cierra. Dado que el cambio se realiza sin interrumpir el esfuerzo de tracción, la transmisión de doble embrague alcanza unos valores de aceleración muy buenos que no tienen nada que envidiar a los del cambio manual. También es posible pasar a cambio semimanual, por ejemplo, mediante las levas de cambio del volante. El espacio necesario para la transmisión es reducido y los valores de consumo son tan bajos como en la transmisión manual. Una desventaja de este sistema es el desgaste mecánico del embrague, el alto peso del engranaje y su precio, que suele ser mayor. Este tipo de transmisión es ahora utilizado por muchos fabricantes de vehículos con diferentes denominaciones. Por ejemplo, en Audi se conoce como S-tronic, en Mercedes Benz como DCT y en Volkswagen como DSG.
Fuentes de las imágenes:
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