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El origen de las señales de tráfico

Las primeras señales de tráfico de la historia datan de la época del Imperio Romano; fueron ellos los primeros en señalizar su red de vías. Se trataba de columnas de piedra que daban informaciones como dónde desembocaba la vía, su nombre y la distancia restante hasta el lugar de destino. Su red de calzadas conectaba todas las poblaciones del Imperio con su capital, de ahí el famoso dicho de “Todos los caminos llevan a Roma”. 

Casi hasta el siglo XX la señalética creada por los romanos varió poco, aunque cada país desarrollaba sus propios símbolos. Fue con la llegada del automóvil cuando se inició el caos y la necesidad de establecer una normativa de circulación que evitara los numerosos accidentes que se producían. Además, las señales que ya existían cambiaban según el país, lo que generaba confusión entre los conductores que cruzaban de uno a otro. 

Así, en 1908 se celebra el Congreso Internacional de Carreteras, en Roma, donde se establecen los patrones básicos de señalización. En 1909, 9 países europeos se reúnen para diseñar 4 símbolos que marquen la pauta. 

La popularización del automóvil hizo que se hiciera imprescindible ampliar las normativas, por lo que en 1968 se celebra la Convención de Viena, que da lugar al Tratado sobre circulación por carretera. Los objetivos principales de esta reunión eran estandarizar las normas de tráfico, facilitar el tránsito internacional por carretera y aumentar la seguridad vial. El resultado de este encuentro fue la estandarización de la normativa para Europa Occidental. Actualmente, toda Europa y parte de Asia y África se rigen por este modelo.  

En Estados Unidos se estableció un sistema propio que se extendió por toda América, Oceanía y algunos países de África, aunque, a partir de la década de los 60, el país norteamericano adopta también los signos internacionales.

En la época anterior a la Revolución Industrial, las señales se tallaban en piedra o madera. Posteriormente, se empezaron a utilizar diferentes metales y aleaciones, probando con diferentes materiales que dieran lugar a la señalización más óptima, también por la noche, hasta llegar a las señales de tráfico actuales.